Educación a Distancia. Guía 3: Actividades de reflexión y optativas.

Guía 3:

 Después de leer a Área Moreira y otros, señalen: ¿Qué criterios toman los autores para establecer buenas prácticas de aulas virtuales? ¿Coinciden con esos criterios? ¿Por qué? ¿Qué criterios definirían ustedes para referirse a buenas prácticas virtuales en el ámbito de su disciplina o campo profesional? 

Área Moreira considera un serie de criterios para considerar “buenas prácticas” en las aulas virtuales desde una perspectiva pedagógica. Las aulas virtuales se caracterizan por la combinación de tres aspectos: - La dimensión informativa hace referencia a facilitar el acceso al conocimiento al estudiante mediante documentos, textos de lectura para el estudio o reelaboración de los contenidos de la asignatura, presentaciones multimedia, esquemas, gráficos o mapas conceptuales, vídeos o animaciones, biblioteca digital, etc. 
 - La dimensión comunicativa hace referencia a los recursos y herramientas que permitan la interacción y comunicación fluida y constante entre los estudiantes y el docente. Por medio de foros de debate, de consultas y mensajería interna, el docente puede realizar tutorías para permitir que los estudiantes despejen sus dudas. De esta manera el docente puede realizar una evaluación continua durante las clases que dura la asignatura curricular. 
- La dimensión experiencial hace referencia a las instancias que permiten el desarrollo del aprendizaje. Los estudiantes tienen la oportunidad de realizar actividades o tareas variadas a través del aula virtual que permitan abordar los contenidos propuestos. Los alumnos por ejemplo redactan un informe, resuelven consignas a partir de la lectura de un texto, analizar un caso, construir una infografía, realizar un vídeo, etc. Son situaciones de aprendizaje que les permite poner en juego el conocimiento y la experiencia. Coincido con estos criterios ya que cada uno de estos son pertinentes para promover “buenas prácticas” pedagógicas en las aulas virtuales, pero agregaría una dimensión evaluativa ( diagnóstica, formativa y sumativa) que es necesaria que atraviese todo el proceso de enseñanza. La evaluación nos permite reflexionar, optimizar y mejorar las futuras intervenciones educativas a través de la utilización de formularios, de rúbricas para la autoevaluación y la co-evaluación y exámenes. Además estas dimensiones educativas responden a los elementos de la tríada pedagógica – docentes, alumnos y contenido- a los cuales sumaría el aula virtual. Las interacciones entre los alumnos y el docente se realizan a través de la comunicación y del diálogo mediado por TIC con el propósito de enseñar el contenido. Tanto alumnos, docentes y contenidos se encuentran mediados por tecnologías. 
Desde mi ámbito disciplinar que es la sociología para el nivel secundario, me parecen pertinentes la dimensión informativa es decir facilitar a los estudiantes los materiales bibliográficos, vídeos, presentación digitales, link de noticias periodísiticas para trabajar en clase, La dimensión comunicativa es fundamental para mantener el diálogo por medio de recursos como el grupo de whatssap, mensajería interna de la plataforma Classroom. Los alumnos pueden hacer comentarios en sus entregas de trabajos como también comentar en la tarea que subo a la plataforma. También utilizo la videollamada como un recurso para mantener la comunicación sincrónica entre los alumnos. Estas videollamadas me permiten presentar un contenido o trabajar un proyecto educativo de manera colectiva y crear espacios de intercambios. La dimensión experiencial que se sustenta en pensar espacios educativos en donde los alumnos plasmen sus experiencias, sus conocimientos a partir de los materiales de lectura. Los estudiantes realizan consignas que les permiten interpelar la realidad actual, ven vídeos o leen alguna noticia periodística como disparadora para la reflexión individual o grupal. Los estudiantes realizan vídeos, presentaciones digitales, infografías, mapas o redes conceptuales con recursos tecnológicos. Los estudiantes que no pueden acceder a las aplicaciones digitales por escasa conexión o poco espacio en el celular lo pueden realizar a mano. El criterio evaluativo que acompaña todo el proceso de enseñanza. En tiempos de pandemia realizo una evaluación formativa que no implica calificación numérica sino comentarios, sugerencias que permitan mejorar la producción del estudiante. Para el cierre de los trimestres completamos una rúbrica con niveles de logros e indicadores. Por ejemplo, resuelve actividades, participa, etc. 

Enuncien las principales premisas y valores que aporta Cardona Carmona para que las comunidades virtuales de aprendizaje se conviertan en redes con profundas dimensiones humanas y sociales que trascienden los contenidos curriculares. ¿Cuáles son, según el criterio personal, las condiciones y contextos que pueden incidir favorablemente en el logro de ese objetivo? 

 Las experiencias en comunidades virtuales están cargadas de vivencias inherentes a cualquier espacio cultural donde ocurren interacciones humanas. Las comunidades virtuales de educación se constituyen como redes con finalidades e intencionalidades específicas de aprendizaje en donde circulan todo tipo de manifestaciones humanas, como son los valores, los afectos y las emociones. La conformación de estas comunidades garantizan su funcionamiento y continuidad, siempre y cuando se promuevan en ellas valores como la participación, la responsabilidad, la credibilidad y la confianza. La participación de los actores educativos está atravesada por una dimensión valorativa, se establecen vínculos recíprocos y una sensación de pertenencia y de comodidad debido a compartir los mismos intereses sobre el conocimiento o intereses profesionales. Al mismo tiempo construyendo lazos afectivos En las comunidades virtuales desaparecen aspectos que están muy presentes en espacios de aprendizaje presencial como los gestos, el movimiento corporal y el tono de voz. Esto nos permite que tengamos en cuenta otros aspectos como la escritura, que es una práctica y un instrumento de expresión y de comunicación. Por medio de la escritura se puede transmitir ideas claras, ordenadas, reflexivas y cargadas de emociones, sentimientos emancipatorios y con sentido. En estos espacios virtuales es relevante promover el desarrollo de la autonomía en los estudiantes. Su desarrollo no implica la ausencia de acompañamiento al estudiante por parte del docente sino que él se sienta acompañado pero al mismo tiempo tiene que lograr una cierta independencia en su recorrido de aprender, es decir que pueda organizar su agenda de estudio, que pueda navegar sin incovenientes en el entorno virtual, etc. Un sujeto autónomo es un sujeto moral, puede decidir sobre sí mismo, tener su opinión pero interactúa con otros respetando las diferencias de opinión, debe ser tolerante y responsable de sus actos en relación con las reglas de juego y normas que se establecen en las comunidades virtuales. El sujeto educativo puede tener resistencia o estar en tensión como consecuencia de la asimilación y negociación de estas normas o reglas establecidas por el docente-tutor. Como sostiene Cardona Carmona (2008) el problema de la moralidad, de la conciencia moral, es un problema de autorregulación y la autorregulación es la que hace que los individuos, conscientes o no, valoren los mínimos sociales, o los máximos individuales, para tomar decisiones acorde con los principios (que son más universales) y con ciertos criterios que le hacen ubicarse dentro de un grupo social y en un contexto. Para que las comunidades virtuales se constituyan como espacios de educación que promuevan interacciones sociales y humanas potentes, con sentido, afectivas y que trasciendan los contenidos, se deben construir espacios educativos con reglas y normas claras que atiendan a las particularidades de los estudiantes para una participación y un diálogo donde se respete la diversidad de opiniones, que exista la tolerancia y la responsabilidad individual. Los estudiantes deben sentirse cómodos, respetados, libres de opinar y que disfruten de un espacio de confianza. Para ello necesitan de nuestro acompañamiento para saldar dudas, consultas y ayudarlo a que transiten de una manera autónoma el aprendizaje, que ordenen sus tiempos de estudio con su vida profesional y/o familiar. Pensar en comunidades educativos es promover que los estudiantes compartan los mismos intereses por el conocimiento, por el saber y sus mismos o parecidos horizontes profesionales. De esta manera el diálogo y el intercambio de experiencias es enriquecedor para aprender de las vivencias de otros colegas. El docente- tutor debe promover situaciones educativas que promuevan el intercambio en foros y realizar actividades colaborativas con reglas de participación que involucre a todos en su elaboración, que permitan que intercambien puntos de vistas a partir de la lectura de un texto, documento, etc o de estudio de casos. También construir instancias de aprendizaje en donde los alumnos puedan evaluar a sus compañeros –co-evaluación- por medio de rúbricas posibilitando intercambiar valoraciones, enriquecer nuestras producciones y generando la retroalimentación. Estas intervenciones nos permitiría promover el aprendizaje colaborativo, aprender de otros, con otros y juntos. De esta manera compartimos ideas, tomamos decisiones justificadas en conjunta, formulamos hipótesis, negociamos y logramos acuerdos o consensos entre todos con el fin de que se construya el conocimiento colectivamente, que desarrollen habilidades metacognitivas, que puedan aprender a pensar por sí mismo y con otros. 

La lectura del artículo de Javier Onrubia, que destaca el valor de las ayudas pedagógicas entendidas como formas de mediación docente orientadas a dinamizar el proceso de aprendizaje a distancia, les posibilitará analizar estas preguntas: ¿Qué significados asumen los conceptos de "actividad conjunta", "ayuda pedagógica" y "construcción del conocimiento" en una propuesta a distancia, y cómo se pueden transferir en un curso con esa modalidad? ¿Qué estrategias permiten avalar y garantizar la "actividad conjunta" cuando no hay co-presencia ni en el espacio ni en el tiempo de los/as docentes y alumnos/as? ¿Qué relación encuentran entre los conceptos de Onrubia y las ideas que expresaron sobre el rol y tareas del docente tutor cuando trabajaron en la wiki colaborativa? 

Desde una perspectiva pedagógica constructivista, el alumno para la construcción óptima de sentidos y significados sobre el conocimiento, necesita de la ayuda educativa ofrecida por el docente. Esta ayuda debe ser entendida como un proceso que permita la adaptación dinámica, contextual y situada entre el contenido a aprender y lo que el alumno puede aportar o aporta al aprendizaje. Por este sentido, el docente realiza un seguimiento sobre el proceso de aprendizaje y ofrece ayudas o soportes en los momentos que sean necesarios. De esta manera la enseñanza en entornos virtuales requiere de una realización conjunta entre docente y alumnos de tareas, lo cual requiere de una intervención sensible y contingente que le permita al estudiante ir más allá de su propia interacción con el contenido. Estas intervenciones o ayudas tienen que cumplir con el principio de “ajuste de la ayuda” es decir, incluye ayudas y soportes variados y van cambiando a lo largo del proceso de aprendizaje, ajustándose a la actividad constructiva del aprendizaje del estudiante, le propone desafíos que lo invita a revisar o ajustar o profundizar la construcción del contenido. De esta manera promueve que el alumno domine el conocimiento y que siga aprendiendo de manera autónoma. La existencia de una “actividad conjunta” no exige la co-presencia ni en el espacio ni en el tiempo de los participantes en la situación educativa, es decir el profesor y los alumnos pueden trabajar colectivamente aunque lo hagan de manera remota y asíncrona. Los profesores y los alumnos interactúan y sus actividades cobran relevancia y significado en función de las actuaciones de los participantes. Esta “actividad conjunta” van a estar condicionadas por las características de los recursos tecnológicos que cuenta el entorno virtual, es decir que los recursos que se utilizan favorezcan la interacción entre los participantes para la elaboración de un actividad, el trabajo en foros o que permita la comunicación sincrónica o asincrónica. Los recursos que selecciono deben garantizar la actividad conjunta y el aprendizaje colaborativo. Otro condicionamiento deviene del diseño instruccional, es decir las características que adoptan los materiales didácticos en que se apoyan la presentación de los contenidos, de las actividades y ejercicios para ser evaluados. Los materiales seleccionados deben garantizar el aprendizaje conjunto. Estos condicionamientos forman parte del diseño tecno-pedagógico de los procesos de enseñanza- aprendizaje de carácter virtual. Tenemos que saber que en un diseño tecno-pedagógico pensado para la realización de una actividad conjunta puede suceder que los estudiantes no se la apropien de la misma forma que estuvo pensada por el docente. Entonces sostiene Onrubia (2005) que comprender las interrelaciones entre el diseño tecno-pedagógico y las formas de organización de la actividad conjunta efectivamente desarrolladas por profesor y alumnos, y el análisis de la “interactividad real” así establecida, constituye, por todo ello y desde esta perspectiva, un elemento fundamental para la comprensión de qué aprenden (o no) los alumnos en un entorno virtual de enseñanza y aprendizaje y, sobre todo, por qué (o por qué no) lo aprenden. Las vinculaciones que se establecen entre lo que plantea Onrubia y la tarea colaborativa realizada en la wiki sobre el rol del docente-tutor es que el autor le otorga un rol relevante al profesor como él que da la orientación y el “andamiaje” en los procesos de enseñanza y aprendizaje. El docente da las ayudas pedagógicas en el momento que el estudiante lo requiera. Esto se vincula con lo que plantea Gilly Salmon sobre las competencias y las acciones que realiza el docente-tutor. Entre ellas está en ayudar al alumno al acceso a la plataforma, dar las indicaciones que faciliten la interacción del alumno en el entorno virtual e indicando cómo debe organizarse en los tiempos de estudio; ayudar a los estudiantes a socializar las ideas y moderar la participación en foros, construir espacios para el aprendizaje colaborativo y ayuda a los alumnos a organizarse con respecto a la sobrecarga de información otorgando sugerencias para aprovechar mejor la información. Cada una de estas intervenciones se enfocan en promover la actividad pedagógica conjunta a través de las ayudas, motivaciones y modelaciones en el entorno virtual. 

 Bibliografía:

 - Área Moreira, M. y otros. (2010). Buenas prácticas de aulas virtuales en la docencia universitaria semipresencial. En De Pablos Pons, J. (Coord.) Buenas prácticas de enseñanza con TIC. TESI. Vol. 11, nº 1, pp. 7-31. Disponible en: https://revistas.usal.es/index.php/eks/article/view/5787 

- Cardona Carmona, H. (2008). Consideraciones acerca de la educación virtual como comunidad de relaciones afectivo-valorativas. Revista Iberoamericana de Educación. 46 (7). Disponible en: https://rieoei.org/historico/deloslectores/2203Carmona.pdf 

- Onrubia, J. (2005) Aprender y enseñar en entornos virtuales: actividad conjunta, ayuda pedagógica y construcción del conocimiento. RED. Revista de Educación a Distancia. Nº monográfico II. Disponible en: https://www.um.es/ead/red/M2/conferencia_onrubia.pdf

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